MORALES...219 AÑOS DE NOSTALGIA Y ETERNA VIVENCIA.
Morales sigue trajinando el tiempo con nuevos imaginarios en medio de un mundo lleno de contrastes; ¿Que paso por la mente de aquellos héroes, hace más de dos siglos cuando organizaron el primer caserío?
Son múltiples las razones las cuales podemos deducir: su ubicación a la margen del camino nacional que comunicaba a Cali con Popayán por el occidente. Espacio propicio para el descanse de las recuas de mulas a su paso por la zona facilitado por la baja vegetación y sectores de planicie en medio de pantanos y vertientes de aguas; al mismo tiempo el sosiego para los mercaderes y sus caravanas viajeras en ambos sentidos ataviadas de sin número de objetos y demás artículos e incluso documentos oficiales.
Tiempo lleno de dificultades, colmadas por la fortuna de un territorio encantador y acogedor con atardeceres inimaginables, trinar de aves exóticas y espacio para cazar animales que sacian el paladar de centenario de caminantes y funcionarios de la naciente región suroccidente.
Es de suponer, que entrado el año 1.900 luego de la liberación de las comunidades afro, comenzarían a surgir las primeras parcelas dentro de las grandes haciendas en la extensa planicie, logradas por terratenientes de Popayán, allí comenzaron a cultivar los primeros terrasgueros. Entre tanto, en la inhóspita vegetación al otro lado del río Cauca, se asentaron grupos de indígenas que huyeron de la persecución de la guerra civil. Así surge la comunidad Moralense del nuevo siglo.
Un sueño imaginario lo hecho por los otros fundadores de la localidad, nos queda superar con creces un pasado cargado de nostalgia y sacrificio para generar en las nuevas generaciones un municipio, que solicita iniciativas de cambio para suplir enormes necesidades aún por lograr; Un compromiso para los actuales líderes y cuidadanos: son 219 años de eternas vivencias que nutren la identidad moralense.
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