Morales ha traspasado la senda de
la historia posterior a 213 años de su fundación, con la tutela de San Antonio
de Padua su protector, y rodeado de sin
número de acciones expuestas por sus
pobladores, que le merecieron consolidar una sociedad llena de expectativas y
desafíos, representados en territorio, economía, ciudadanía, pensamiento que le
merecen el mayor reconocimiento.
Trascurridos estos años, su
comunidad, su economía, su cotidianidad le ha permitido ir reforzando su
identidad, basada en una serie de actividades sociales, religiosas,
comunitarias y de todo tipo que le hacen honor a su tenacidad; una comunidad
que se ha sobrepuesto a conflictos, guerras civiles y demás adversidades muchas
sin detallar.
Aún hoy en medio de vicisitudes,
eventuales como la que atravesamos producto de la pandemia del Covid 19, nos
indica que podemos superarle una vez más; es época propicia gracias al
reencuentro forzado de una nueva migración
de coterráneos y allegados, reivindicar valores y mediante la solidaridad
renombrar una identidad Moralense que vale la pena destacar.
Momento para que
al interior de los hogares reencontremos la senda del triunfo, reconstruyamos
tejido social y encaminemos fuerzas, campesinos, afro e indígenas para desde el
confinamiento familiar construir una sociedad local llena de iniciativa para
superar las dificultades sin esperar que el futuro decida al azar.
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