La llegada de la Pandemia del
Covid -19 a las regiones nos deja más perplejos y fuera de crear zozobra y
víctimas mortales por su naturaleza, ha generado una serie de consecuencias y
efectos de todo tipo; Una de éstas circunstancias es ahondar el distanciamiento social, ya manifestado con sistemas
clasistas como el sisben y estrato social, fórmulas financieras y populistas
nacidas en un escritorio como simple operación matemática.
Distanciamiento que se
manifiesta con los puntos de control comunitarios ubicados
en zonas rurales del municipio de Morales como estrategia para procurar la diseminación
del Covid-19, convertidos en dolor de cabeza contrario a la norma, generan
autoritarismo, lanzando a los pequeños propietarios y productores a la miseria,
No permiten el ingreso o movilidad normal
de la ciudadanía; Donde cada grupo social manifiesta su intensión y promueve la
desigualdad sometiendo a los menos favorecidos a su merced.
Una pandemia que a pesar de su
potencial letalidad muestra unas autoridades sin coherencia un estado que sigue
pensando en el centralismo” Nos dice que suspende la venta de bebidas
alcohólicas pero a nivel local, permite que haya consumo al interior de la
familia”, deja una sociedad cada vez más desordenada, donde cada quién hace su
propio parecer, padres sin autoridad, jóvenes sin rumbo, niños y niñas sin
control, docentes que perdieron su verdadero rol, líderes sociales autoritarios
y esto ahonda el caos social.
El coronavirus que eventualmente
puede ser controlado con normas básicas de higiene y control solo se aplica en
algunos sitios o en la cabecera municipal, para cumplir las indicaciones sin
embargo, en otros contextos como el rural no tiene ninguna trascendencia,
demostrando falta de credibilidad; más grave aún genera enorme exposición a
gestores, algunos funcionarios y personal de salud que intenta difundir las
medidas preventivas.
Un estado que en su afán de
figurar y tratar de controlar una pandemia sin precedentes, promueve el
asistencialismo, que deriva en hambre y desolación, pues, muchas familias de escasos
recursos no verán sus beneficios, que se ven marcados por la corrupción,
producto de fórmulas mal diseñadas que
no distinguen en la mesa del consejo de ministros, la realidades locales. Una
crisis que además, se manifiesta con el desplazamiento de miles de personas que
emigran a zonas rurales llegan a los
poblados acrecentando los niveles de pobreza e inseguridad tras desconocer
estos nuevos entornos sociales.
En fin, son múltiples los efectos y consecuencias que se denotan
tras la cuarentena que al terminar dejará más pobre a las familias de escasos
recursos y más ricos a los ricos entre ellos, los dueños de graneros y tiendas
de barrio; un estado, que en poco tiempo buscará compensar lo poco que
supuestamente dio en ayuda humanitaria, mediante el incremento de los
impuestos, un sistema de salud que no mejora ni pese a las vicisitudes que se
presentan y una pandemia que llegará tarde o temprano aunque se le limite el
paso para dejar caos y dolor.